miércoles, 1 de abril de 2009
El carmesí de sus labios contrastando con la palidez de su piel y su lánguida mirada, ese rojo que invitaba la vida encendida como ardiente brasa, la piel translucida de terciopelo que evadía la vivacidad del rojo intenso que escapaba desafiante de su boca, sin fulgor en las mejillas pálidas que delatara su falta de vida, traición que vino a caer por el brillo extinto de sus hermosos ojos marrones.
Las nubes la surcaban, girando inmisericordes en torno al mundo que hace apenas unas horas la perdía irremediablemente, como quien pierde la gema preciosa que justifica el diseño de una joya absurda.
Solo el tiempo que no perdona nunca y que jamás es suficiente tomo un fragmento de su propia naturaleza y retrocedió sobre sus huellas hasta el punto donde el carmesí transformó sus labios tenues en un beso sin retorno…
Giró su tiempo pasado para volverlo futuro, hasta el momento preciso donde su boca despertó al monstruo que se percato de su blancura exquisita, y el mismo tiempo enamoro sus horas de la belleza que dormía en su etereo encanto.
Se repitió la historia desde las horas previas del amanecer de sol oculto, sin otro matiz que no fuera el gris silencioso, paso tras paso se plasmo en el momento: Su cuerpo inmóvil prisionero del sueño, el despertar, la huella que quedaba con cada movimiento hecho, ligero como el pensamiento y tenaz como la vida misma.... y las horas siguieron hasta el momento en que la mirada del monstruo se posó sobre ella, la rondó como al inicio, como predador en caza y ella bailó en su sombra al compás de su mirada mientras el tiempo expectante solo permanecía como testigo mudo, cauteloso artista que pincelaba su pintura deseoso de no ocupar los mismos mortuorios colores...
Las nubes la surcaban, girando inmisericordes en torno al mundo que hace apenas unas horas la perdía irremediablemente, como quien pierde la gema preciosa que justifica el diseño de una joya absurda.
Solo el tiempo que no perdona nunca y que jamás es suficiente tomo un fragmento de su propia naturaleza y retrocedió sobre sus huellas hasta el punto donde el carmesí transformó sus labios tenues en un beso sin retorno…
Giró su tiempo pasado para volverlo futuro, hasta el momento preciso donde su boca despertó al monstruo que se percato de su blancura exquisita, y el mismo tiempo enamoro sus horas de la belleza que dormía en su etereo encanto.
Se repitió la historia desde las horas previas del amanecer de sol oculto, sin otro matiz que no fuera el gris silencioso, paso tras paso se plasmo en el momento: Su cuerpo inmóvil prisionero del sueño, el despertar, la huella que quedaba con cada movimiento hecho, ligero como el pensamiento y tenaz como la vida misma.... y las horas siguieron hasta el momento en que la mirada del monstruo se posó sobre ella, la rondó como al inicio, como predador en caza y ella bailó en su sombra al compás de su mirada mientras el tiempo expectante solo permanecía como testigo mudo, cauteloso artista que pincelaba su pintura deseoso de no ocupar los mismos mortuorios colores...
No era si no sus manos tocando la infame figura de quien ella se habia enamorado, pero su caricia era como el paraiso unificado en una sola persona: pacifica y hermosa creatura que tan solo aparecia una vez entre tantos cientos de años.
Era tan simple casi sentir el roce de sus manos, pero no dejaba de caer en agonia perdiendolo todo por ella, ese tiempo eterno enamorado de un imposible tratando de contener el torrente de mil mares entre sus intangibles dedos... pobre tiempo perdiendose a si mismo por amor.
Llegó el momento del torbellino, donde el hombre se transforma en bestia y su presa será eternamente la debilidad encarnada, la presa con el destino marcado para volverlo inhumano, que fugaz es la vida ¿la viste? mira como se desvanece como la neblina... basto un par de minutos para que el tiempo muriera sin morirse, para darse cuenta que las cosas terminan pero no asi él, maldito por siempre para precenciar como su misma furia lo arrasa todo para olvidarlo despues.
Pero hoy no: Estar dispuesto a terminar consigo mismo por una sola de sus miradas no era algo que sucediera cotidianamente, ¿no era el todo poderoso tiempo? ¿no habian suplicado por mas de él desde los mas humildes hasta los eternamente poderosos?
Los minutos no se diluian al mismo ritmo, ese dia fue especialmente largo para algunos, para aquel que espera el deselnace, para el que no ve el momento de marcharse, para los que decidieron que ese dia seria el ultimo, para el aterrado niño que vive la pesadilla de la violencia.
Ese dia el amor encontró que la mirada de los enamorados no era profunda como el oceano, los pensamientos se esquivaron, las palabras no llegaron, ese dia el amor maduró un poco y emigro como las aves que saben que se avecina el invierno, los enamorados quedaron desolados y los amantes no tuvieron sentido para serlo... maduró el amor y dejo de ser juguete de niños.
Ese dia el tiempo transformo el mundo calmado que marchaba a su tiempo, habia demasiado de él por todos los rincones de la tierra, que hacer con tanto de él amenazandonos con romper la rutina... solo ella parecia no entender que habia transtornado el tiempo que se negaba a perderla ya olvidarla despues.
No entendio el tiempo que librandola aun de las garras de su verdugo la condenaba a perecer fatigada por los años, el tiempo habia volteado al mundo de cabeza para terminar por volverse el mismo el temido ejecutor del final que todos tarde o temprano enfrentaremos.
Un día de sol oculto con ese matiz melancolico del gris cuando el cielo se dispone a llorar desconsolado, termino por ser el último de su belleza cautiva, el tiempo perpetuo precencio como el mismo desteñia un poco cada dia el carmín de sus labios marchitos, el mismo languidecio sus ojos marrones que extaciados de tanto vivir perdieron el brillo, su piel suave de terciopelo no era ya ni el vago recuerdo de lo que habia sido... el tiempo no la reconocia... y sin quererlo acabó por olvidarla mas de la cuenta...
Sumergida en un mundo propio donde su verdugo el tiempo ya no existe, vivió mas de lo que le habia sido destinado por que el tiempo se enamoró de ella.
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