martes, 27 de noviembre de 2007



Don Languidio, añoso caballero, viajó a la India en compañía de doña Bombarda, su robusta y frondosísima consorte. Llegaron a Calcuta y se instalaron en un hotel para turistas. Doña Bombarda quiso salir a la calle de inmediato, a fin de conocer aquella exótica ciudad. Don Languidio dijo que prefería quedarse a descansar: el viaje lo había postrado en tal manera que debía dormir al menos 14 horas. Salió, pues, la señora, y echó a caminar sin rumbo fijo por las callejas de la antigua población. En una de ellas observó un corro de gente que estaba viendo algo. Se acercó a mirar ella también y vio a una especie de mago callejero que había enredado una cuerda en el suelo. Se sentó el hombre frente a la cuerda, con las piernas cruzadas, y empezó a tocar una flauta. Sucedió entonces algo extraordinario: la cuerda empezó a elevarse, como izada por una fuerza mágica. Cuando la cuerda estuvo erguida a su máxima extensión el mago subió por ella ante el asombro y pasmo de la gente. Al ver aquel portento le vino a doña Bombarda una idea peregrina. ¿Acaso aquella mágica flauta podría obrar un prodigio semejante en su abatido esposo, don Languidio? Quizá las notas del mirífico instrumento podrían levantar lo que por años había estado abatido y desmayado. No esperaba doña Bombarda, claro, que aquel levantamiento le permitiera a ella trepar igual que el mago -no era el caso-, pero sí confiaba en que las notas de la fluta le devolverían a su marido algo de la perdida juventud. Le ofreció al mago, pues, un alto precio por el instrumento, e hizo que le enseñara las notas que harían el milagro. Volvió al hotel a la carrera. En la alcoba su esposo ya dormía, bocarriba, como solía hacer. Doña Bombarda empezó a tocar la flauta. ¡Milagro! A las primeras notas algo empezó a subir en don Languidio, pues la sábana que lo cubría se levantó. Siguió tocando doña Bombarda, entusiasmada, y la sábana se levantó aún más. Multiplicó los trinos y arpegios la señora, y la sábana seguía levantándose, incluso más allá de sus expectativas. Cuando notó que el levantamiento había llegado a su máxima expresión doña Bombarda dejó te tocar, y con ansiedad hizo a un lado la sábana que cubría a su marido. ¡Oh decepción! Lo que se había levantado al conjuro de las notas de la mágica flauta era el cordón de la pijama... jajajajajajajajajajaja¡¡¡¡¡¡¡¡
Oh si, declaro ser una de los 4 lectores de Catón.

lunes, 12 de noviembre de 2007


Se me ocurrio de pronto la loca idea de ir contigo, se me ocurrio botar lo que no tiene importancia y dejar en custodia lo único valioso en mi vida entera y asi, bien resguardados, ir contigo. Pense de pronto que era una buena idea y que nadie me detendría con frases negativas, no me detendrian ni aunque las dijeran... pensé en ir guardar una muda de ropa, encargar lo que hay que encargar y disculpar mi falta de responsabilidad que no se da todos los días ¡pero bien valía la pena!, se trataba de ir hacia donde estas, solo es un día y la realidad de mi vida no mutará por un solo día que me de el lujo de portarme como si tuviera 18, como si no tuviera juicio, como si no pasara nada por un solo día... pensé enloquecer de verdad, por un instante me vi a bordo de un autobus en pleno dia, soportando las ganas de vomitar con todo y entrañas pero que importa.... la recompensa bien vale la pena el sacrificio, bien vale el recorrido aventurero de ir a un lugar que no conozco ni un poco siquiera, te llamaria para decirte que estaba ahi, y tu irías por mi, me dirías que estoy loca, pero mi locura me valdrian un abrazo real, prolongado y un beso pero no uno cualquiera, uno real de esos besos que roban el alma. o quiza mas osada emprendería yo sola el camino hasta donde estás, llegaría sin avisar hasta que mi presencia te anunciara que estoy ahi... mi locura tomo las riendas de ese instante de ensueño diciendome que lo que vería no sería precisamente un rostro de bienvenida, me dirías que estoy loca pero la cercanía al oído para decirmelo, el semblante serío y la mirada esquiva me dirian que efectivamente: Bienvenida no soy, y mi instante de ensueño se tornó sombrio, por que el viaje habría resultado ser precipitado, mal planeado y nada afortunado, me sentiría como de 18, igual de inexperta pero demasiado en mis cabales para explotar y mandar todo al carajo de una buena vez, en lugar de eso guardo silencio y esquivo la mirada tambien, enfoco mi atencion en otra cosa que no sea en el perfume intenso que despides de repudio a mi presencia inesperada, desenfrenada e irresponsable, y noto por primera vez tu mirada enfocada y anhelante en otra que desde lejos trata de aparentar serenidad y disimular la sorpresa, una mirada que lejana te dice lo que yo con palabras moría por gritar, te ama y se ve hasta de lejos que tu tambien, ella vivia con un fantasma que se materializo en mi, me di cuenta que mi instante de locura podría romper mi vida y los instantes de ensueño de alguien mas, me dio miedo y rebobiné mi lapso de locura regresando en ese autobus con el corazon impaciente por verte y decirte lo mucho que te sigo amando, regrese al momento de tirar por la borda mi deber, volví y recolecte mis palabras solicitando el favor de ver por ellos a quienes tanto amo, y regresé mas atras al instante en que pensé en ir contigo, y me descubrí en el sitio donde tengo que estar... si pudiera regresaria mas atrás todavia y te diría antes de que te fueras lo mucho que te amo, que aunque solo es un dia te extraño y que me encantaría estar contigo, te daría el beso que el insante de locura borró, asi no habria miradas furtivas ni ensueños a costa mia, pues el beso sería tan real que te robaría el alma, asi se quedaría con nosotros, hasta que vuelvas mañana.

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